¿QUIÉN ES GRIGORI GRABOVOI?
Académico, inventor, autor del descubrimiento del campo creador de la información y de numerosas obras llenas de ideas originales que se adelantan al conocimiento científico actual en respecto al funcionamiento del mundo y al papel ser humano en él, a las posibilidades de la precognición de acontecimientos futuros – y lo que es más, a la controlabilidad de la realidad física – interior y exterior mediante determinadas prácticas , que no sólo realiza con una maestría sin igual sino también transmite a los interesados.
Grigori Grabovoi nació el 14 de noviembre de 1963 en la aldea de Bogara de la antigua República Soviética de Kazajistan hoy un país independiente de Asia central. Clarividente de nacimiento, su interés se centró desde pequeño en salvar a la Tierra y a sus habitantes de todos los peligros que les acechan, desde una catástrofe global, como macroevento hasta la muerte del cuerpo físico individual a nivel del micromundo, entrelazados indisolublemente en su cosmovisión.
Graduado de Matemáticas Aplicadas y Mecánica en la Universidad de Tashkent en la vecina República de Uzbekistan, comenzó a trabajar en una oficina de diseño hasta que la fama de sus capacidades extraordinarias llegó a los directivos de las Líneas Aéreas Uzbekas que le contrataron para que supervisara – probablemente por primera vez en el mundo – mediante sus peculiares métodos de clarividente los aviones antes del despegue, ayudando de este modo a evitar las catástrofes aéreas bastante frecuentes en esa época.
Como inspector de seguridad, el joven Grabovoi revisaba a distancia cada uno de los aparatos, disponiendo sólo de una lista con el número de matrícula de cada avión, y desafiando a todos los incrédulos acertaba en cada caso todos los problemas ocultos de los aviones, realizando entre 1991-1992 unos 360 diagnósticos extrasensoriales y los controles realizados posteriormente por el personal de mantenimiento, ingenieros de vuelo y otros especialistas concluían invariablemente con la misma frase:
„Los defectos indicados por Grigori Grabovoi fueron corroborados en 100% durante el examen físico posterior.”
Apodado en aquella época como „el hombre de ojos rayos X”, continuó utilizando sus capacidades extrasensoriales para realizar diferentes tipos de tareas detectando fallos en todo tipo de aparatos e instalaciones, desde maquinarias hasta centrales nucleares.
Aunque a finales de la década de los 80 defendiera su primera tesis doctoral, su destino visiblemente no era la investigación: la vida real reclamó la utilización práctica de sus talentos únicos.
A mediados de los 90 el Centro de Preparación de Cosmonautas requirió de sus servicios y poco más tarde le tocó realizar una tarea muy especial.
Su momento estrella en esta actividad llegó en septiembre de 1997 cuando desde el Centro de Vuelos Cósmicos asistió el acoplamiento del transbordador norteamericano Atlantis a la Estación Espacial MIR, indicando defectos que de no ser corregidos gracias a su advertencia habrían provocado el fracaso de aquella compleja operación tecnológica.
Grabovoi utilizó sus dones también en otras áreas. Su contribución a la salud humana – a través de la sanación de centenas de personas de enfermedades supuestamente incurables y que incluían logros tan particulares como la regeneración de órganos quirúrgicamente extirpados, (demostrada en cada caso mediante diagnósticos de médicos alopáticos y documentos notariales) – le granjeó también el reconocimiento oficial. La Academia Rusa de Ciencias le condecoró con la Medalla de Plata de la “Orden de Pavlov” por su contribución a la esfera de la salud y el gobierno con la Medalla “Pedro el Grande”, por su extraordinario aporte „al renacimiento de la ciencia y la economía en Rusia”.

La prevención de una catástrofe en la central nuclear de Kozloduy, en Bulgaria en 1999 forma parte también de sus logros más conocidos, que se suman a la materialización y teleportación de objetos y otros hechos habitualmente catalogados como „milagros”… que a su modo de ver no tienen nada de sobrenatural, siendo simplemente „incomprendidos todavía para la ciencia oficial” que apenas está empezando a atisbar las inmensas posibilidades que se abren cuando se trabaja desde el nivel de la información, el nivel fundamental de la realidad, como lo hace Grigori Grabovoi.
Entre sus logros se destacan también dos patentes originales: «Método de prevención de catástrofes y el dispositivo para su realización» y «Método para la transferencia de información» que posteriormente sirvieron de base para la creación de los dispositivos PRK-1U y PRK-1UM – cada vez más conocidos internacionalmente – que ayudan a acelerar el desarrollo de la consciencia.
Sin embargo, no cabe duda de que su mayor aporte al futuro de la humanidad fue haber creado su “Enseñanza sobre la Salvación y el Desarrollo Armonioso” un enorme compendio de conocimientos donde ciencia y espíritu se fusionan en perfecta armonía cuando habla de la creación del mundo, el funcionamiento de la realidad visible y la invisible para los ojos humanos, cuando nos habla de la responsabilidad individual de cada uno por la protección de la Tierra y de la Vida… Más allá de sus aspectos teóricos – siempre sustentados en cálculos matemáticos y en un profundo conocimiento en las más diversas áreas del saber, desde la física, o la cosmología hasta la psicología, la biología, la química y ofrece métodos prácticos y aprendibles para la utilización de la conciencia humana como instrumento de control y armonización de la realidad.
Su objetivo principal es preparar a la consciencia colectiva – cada vez menos rígida gracias al despertar espiritual en marcha – de que el siguiente paso en la evolución de nuestra especie pasa por el aprendizaje masivo de las habilidades necesarias para el control de la realidad. Para ello nos ofrece centenas de tecnologías concretas , indicando el camino hacia lo que considera el futuro natural y divino del género humano: – la vida eterna en el cuerpo físico en la que el funcionamiento del organismo se fundamentará ya en procesos espirituales en lugar de los bioquímicos

